Por Luis Córdova
Los concursos no son loterías. Ni los certámenes literarios, ni las competiciones atléticas. Se mide, o están llamados a eso, el desempeño y la capacidad.
Comprendiendo esto como un posible y esperanzados en dotar de mayor institucionalidad la formación de nuestro pueblo más joven, marchamos bajo el inclemente sol del Caribe, debajo de sombrillas amarillas.
El pacto por la educación demandó más que dinero, atención. Ida la fiebre, reducido el fervor, vencidos por burocracias algunos luchadores… las razones comienzan a agotarse.
¿A quién culpar cuando los maestros y maestras se “queman”?
¿A quién nombra cuando la urgencia sacrifica calidad?
¿Quién protesta cuando el pacto es violado?
¿A nadie le gusta ya el color amarillo?
¿Dónde fueron a parar las sombrillas?