jueves, 14 de diciembre de 2017

Movimiento Tricolor: el tiempo oportuno

Por  Luis Córdova
Corría el 2015 y el fragor de campaña para las elecciones de 2016 se intensificaba. Previo a una entrevista en el programa de televisión en el cual trabajo todas las noches desde hace casi cuatro años sin mayor tapujo le disparé una propuesta que sorprendió a mi entrañable amigo Rafael (Papito) Cruz.
El abogado y político evaluó la misma como una reacción a la noticia de esa noche: el anuncio de que la Fuerza Nacional Progresista rompía su alianza con el Partido de la Liberación Dominicana. Le dije a Cruz que la vía idónea era construir la alternativa haciendo una alianza entre conservadores, con el tema del patriotismo como sombrilla y sumar para presentar un candidato a la presidencia y enarbolar una significativa y moralizante alianza. Evidentemente el costo político-electoral era un riesgo muy alto y ese como tantos de los temas que a diario tratamos no pasó de ser un ejercicio de la profusa creatividad de quien observa desde las gradas a pesar de tener la camiseta del equipo y sudar haciendo lo suyo a favor de que se gane el juego.
En ese entonces, como ya es norma, sudamos la camiseta y en la medida de lo posible entramos a juego.
Recordamos esa mañana de domingo, sentados en el auditórium del Club Mauricio Báez en Villa Juana mientras aguardábamos el inicio del acto de proclamación del Movimiento Tricolor. Fuimos a Santo Domingo, como cientos de dominicanos y dominicanas para ser testigo y formar parte del primer acto organizado por el comité gestor.
Con la profunda satisfacción de que dominicanos coincidan en un ejercicio noble de promover la identidad, defender la soberanía y asumir el pensamiento de los fundadores de la patria como estandarte en esta vorágine de transformaciones, de una  era globalizante que destruye valores, liquida fronteras y siembra la inculturación para romper con la mayor de las fortalezas: la identidad histórica.
Ser dominicano no es un pecado y eso debe saberlo el mundo, sí ese abstracto y elucubrador concepto de  “mundo” con el que se nos amenaza, se estigmatiza, se nos lleva a escenarios en desiguales condiciones y con infundadas premisas. Ese entorno onegeístas  que perversamente teje hilos de bondad con fondos discretos, solidaridad con imposiciones, recetas para males fabricando males.
Por eso tiene tanto valor el que profesionales, intelectuales, comunicadores, comunitarios conjuntamente con organizaciones políticas, sociales, sindicales y patrióticas, asuman la tarea de nuclear un interés hasta ahora disperso entre los buenos dominicanos. 
Existe un discurso común a favor de la Patria, es obvio que aquellos que sobreponen sus intereses a los del bienestar del país señalarán este movimiento. No importa. Ellos lo saben y tiene la voluntad que luchar y otros con gran experiencia y muchas victorias.
Hay que prestarle atención a una acción conjunta sana, plural y democrática. Donde partidos políticos no se han escudado en discursos sociales, ni se han montado sobre esfuerzos ajenos. Están responsable y abiertamente el Partido Reformista Social Cristiano, el Partido Quisqueyano Demócrata Cristiano, el Partido Demócrata Institucional y la Fuerza Nacional Progresista junto a ProNación Centro de Pensamiento y Acción del Proyecto Nacional, Polo Soberano, el Movimiento Coral, el Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Construcción y representantes de las iglesias (evangélica y católica), así como la coordinadora juvenil Duarte Vive.
Hay motivos para estar juntos. No sólo es la amenaza, los golpes y la agenda de afuera, nos unen mucho más cosas de las que nos dividen. La lectura a cinco voces del manifiesto fundacional lo demostraron. No faltó que se quebrara la voz de alguno o que se elevara la de otro para en ambos casos abrazar la identidad y reavivar la soberanía. Manuel Coradi, Ismael Reyes, Federico Antún Batlle, Elías Wessin y Pelegrín Castillo, dieron la clarinada y la ha visto el país, la han visto a pesar del silencio malicioso de algunos. 
La soberanía, autodeterminación, identidad nacional e integridad territorial, la preocupación por el descalabro de Haití y la oportuna colaboración (no existe solución dominicana exclusiva sobre el destino del vecino), el fracaso de la intervención multinacional, el tema de la fusión de la isla con su previo y ya en marcha proceso de ablandamiento, así como el mercado laboral, los efectos medioambientales y los problemas múltiples que de esto se desprende está contenido esquemáticamente en un documento de doce páginas que está llamado a multiplicarse en lo adelante con propuestas, discursos pero con acciones y sentimientos.
El país debe aplaudir que dominicanos han encontrado un justo elemento para permanecer unidos. Los políticos que dejando las banderas partidarias, como señaló el presidente del PRSC, el Ing. Quique Antún, para sostener en las manos la bandera de la nación.
Se apertura un Movimiento Tricolor. 
Cada idea tiene su tiempo. Oportuno ha sido este para evaluarnos, proponer y actuar. Nos alegra que el sentimiento patrio siga uniendo a los buenos. Mientras Cruz y yo a la vez que nos incorporamos a los primeros pasos del Movimiento Tricolor, desde las fértiles tierras de un Cibao en el que aún se siembran esperanzas.