Hoy, día de la Restauración de la República, cientos de ciudadanos asistirán en horas de la tarde a la parte trasera del Monumento de Santiago, donde se instaló la tarima desde la cual el presidente Abinader hablará al país.
Un acto cargado de simbolismo, que busca acentuar diferencias en su gestión. El año pasado, en esta misma efeméride, lo hizo desde las escalinatas de la mansión presidencial de Gascue, ofreciendo un discurso breve y nacionalista que más que pasar balance a su joven gestión invitaba a levantar el ánimo ante los flagelos de una terrible pandemia que aún subyacía como doloroso telar de fondo.
Es Santiago el mejor de los escenarios para evocar el sentimiento patrio, ahora que nuevos desafíos se levantan en reclamo de la defensa del territorio y los intereses nacionales.
Volver la mirada reverente a los sables y machetes que reafirmaron la libertad de una Quisqueya indómita y brava, es siempre saludable para el alma nacional.
No debe ser un acto político, debe ser un acto patriótico. Eso esperamos desde nuestra condición de ciudadano y por supuesto de santiaguero, orgullosísimo.
Santiago, que ha sido golpeada por los estragos de la corrupción administrativa, la pandemia del narcotráfico y la inmigración ilegal, merece que ese espaldarazo al levantarse y vencer todos estos obstáculos.
¡Bien, por el presidente! ¡Porque, Santiago es Santiago!