Por Luis Córdova
Fui al Ateneo Amantes de la Luz porque esa institución cultural a la que amo le tenía un homenaje al poeta y amigo Enegildo Peña. Doblemente feliz, sentado en su balcón y con el confort de estar entre amigos de toda la vida, valor que nos enseñó a apreciar la pandemia, fui descubriendo una edad que no advertía.
Una disección de los poemas, un enfoque distendido pero con rigor académico fue el puente por donde desfilaron nombres de amigos que han mutado en hermandad y que constituyen una generación como la de 1990 en la poesía de Santiago, la tierra de poetas por excelencia.
Mis afectos están allí. En esos textos sentidos, en esa evolución poética que crecía con mi adolescencia.
Pero el acto era de poesía. Un viejo trovador hacía malabares con su barriga y la guitarra. Se pararon declamadores escapados de algún corte no editado de Robert Zemeckis, el mismo de “Volver al futuro”… veladas a la vieja usanza.
No reparo en lo dicho y lo que faltó por decir. Me fue suficiente un poema.
Un testimonio de ese niño venido de las noches sin sábanas de un Santiago en franco desarrollo y que arrastraba hacia lo urbano a campesinos que se incorporaron de pronto a la ebullición. De un comedor familiar, a fuerza de pulso, contra vientos y huracanes, la letra se abrió paso.
La poesía venció el tedio. Había un Virgilio para llevar a Enegildo a otro estadio, liberarlo de sus demonios, para condenarlo a paraísos efímeros.
El camino fue doloroso. Heridas aún sangran.
Su risa desenfadada y contagiosa se esfumó.
Llegó la hora de recitar.
Un poema fue suficiente para que volviera a ser el niño apegado a la madre que siempre ha sido. Y lloró.
Alicia, la mujer que lo espera del otro lado de la verdad, debió sentir orgullo la noche de un martes en que su hijo recibía un homenaje en esa institución (el primero de una entidad cultural de su pueblo), donde se le perdía por las tardes para escapar de sí mismo y volver vestido de la única redención posible: la palabra.
21 Octubre 2022 | http://www.elcentineladigital.com.do/perspectiva-noticiosa/y-el-poeta-lloro