Por Luis Córdova
En noviembre del año 2011 la Conferencia
General de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia
y la Cultura (Unesco) en su 36ª reunión realizada en su sede en París,
aprobó la “Proclamación de la Semana Internacional de la Educación Artística”,
una manera de promover anualmente las labores que sobre esta materia realizan autoridades
nacionales, gobiernos locales, personal docente, artistas, investigadores,
asociaciones y ONG en cuanto a la creación y fortalecimiento permanente de políticas y acciones que garanticen los
requerimientos que la formación humanística y artística exigen.
En
la misma resolución del organismo internacional leemos que “decide proclamar la
cuarta semana de mayo Semana Internacional de la Educación Artística y alentar
a todos los Estados Miembros, la sociedad civil, las organizaciones
profesionales y las comunidades a que organicen con tal motivo actividades
pertinentes a escala nacional, regional e internacional”.
La
“Semana Internacional de la Educación Artística” se ha constituido en muchas
partes del mundo en una manera de resaltar la necesidad formativa de las artes
para los ciudadanos del mundo destacando el quehacer de las artes con la
celebración de exposiciones, premier de filmes, puesta en escena de obras de
teatro, puesta en circulación de libros y el reconocimiento de profesores,
maestros y directores.

Tres ejes resumen las urgencias
a ser atendidas en la actual coyuntura: la urgente reestructuración de una
estrategia formativa de cara al nuevo modelo de educación pública de la “Tanda
Extendida”; el justo e impostergable aumento del salario de profesores y
maestros de las Escuelas de Bellas Artes y la intervención de muchas de las
estructuras de los locales de los centro educativos así como su equipamiento.
Estos tres puntos críticos ponen de manifiesto el estado de calamidad en
que se ha desarrollado por años la formación de los artistas dominicanos en
procura de viabilizar soluciones; ante esta posibilidad la sucesión de eventos
ha sido la siguiente: la remisión de correspondencias que nunca han sido
contestada, la solicitud de visitas que no han sido respondidas y el reclamo de
fondos, unos fondos inminentemente necesarios.
Han sido dejados a su suerte.
No dársele siquiera la respuesta que amerita la diplomacia, la decencia, la
educación doméstica. Por eso un sector que nunca antes había manifestado de
manera pública sus necesidades han decidido hacerlo ante la escena nacional. La
respuesta ha sido el diálogo sordo y la sorpresiva incomprensión de quienes
dirigen el sector y otros muchos que, sin argüir razones, le impiden el derecho
de manifestarse de manera organizada (señalar que pacífica estaría demás pues
hablamos de artistas) mediante una caminada… vaya usted a imaginarse el país
que se tiene cuando se prohíbe al artista manifestarse en sus propias calles,
las calles de su país al que tanta cultura y educación le hace falta.
Se ha decido marchar por
salarios más justos. No es posible pensar que la especialización de la
educación artística no alcance ni siquiera el salario de la vergüenza. Cuando el
educador artístico es un formador que le debe poseer la disciplina, la vocación de enseñar y la formación que
todo orientador requiere pero éste, además, como caso especial, debe poseer “talento”.
Quien forma en dibujo ha de ser buen dibujante, lo mismo que el músico, los
actores y demás. No solo se trata de multiplicadores de conocimientos sino
también de sembrar y abonar el germen creador del ser humano, la sensibilidad. ¿Puede
alguien ponerle precio a eso?
Desde
luego que no, pero quien hace de formador, quien modela el carácter del artista
en ciernes que llega hasta las Escuelas de Bellas Artes, debe ser tratado con
dignidad, con la importancia que su obra académica y social amerita.
Al
Estado debe importarle el profesor de Bellas Artes porque es en esos centros,
muchos maltrechos y sin más instrumentos que los prestados por los mismos
profesores para sus clases, es justamente allí donde se fomenta la creatividad,
la innovación, la imaginación con los que se asiste al futuro inmediato que
obliga el actual cambio de paradigma.
Al
Estado le debe doler, hablamos también de su entidad encargada en el Gobierno,
que los estudiantes y formadores tengan
un escenario de precariedad y que quienes deben no se ocupen ni siquiera de
pensar que a corto plazo deberá producirse una inminente transformación de
todo el sistema.
El
Gobierno debe preocuparse de que a estas alturas, haya que explicarle a la
sociedad (incluida gran parte de quienes dirigen el sector) la utilidad de
dichas enseñanzas, decirles qué es “cultura” y cómo pueden tener al menos capital
político si es que la “sensibilidad del ciudadano” no les importa, convencerlos
de que el papel de la
Educación Artística es la única base para ese desarrollo integral que se reitera
en tantos discursos.
El
Gobierno debe preocuparse de que padres y madres acompañen a profesores y
maestros en un reclamo tan elemental como el salario, sencillamente porque no
quieren que sus hijos se queden sin la formación que los menores ansían tener
porque su ser interior le reclama.
Es tiempo de atender lo que se
debe. Ese país que se necesita, la nación que se reclama solo se puede logar
con ciudadanos mejor educados y mejor formados. Capaces de trascender el ruido
y el caos cotidiano y reflexionar desde sus limitados medios en “lo que debería
ser”.
Una nueva “Semana
Internacional de la Educación Artística” nos llega y vemos cada vez más lejos
el planteamiento que la misma Directora
General de la UNESCO, Irina Bokova: “el
arte es clave para formar a generaciones capaces de reinventar el mundo que han
heredado. Refuerza la vitalidad de las identidades culturales y promueve la
relación con otras comunidades”.
Esta “Semana” que busca
sensibilizar a la comunidad internacional sobre la importancia de la educación
artística, y promover la diversidad cultural, el diálogo intercultural y la
cohesión social pasará y encontrará a los maestros y profesores marchando por
algo tan básico como doloroso: el salario.
¿Es viable el actual modelo de
las Escuelas de Bellas Artes cuando quienes deben atender sus reclamos ignoran
su deber? ¿Es viable el actual modelo de las Escuelas de Bellas Artes cuando
para mejorías se debe llamar la atención de toda la nación para mendigar que se
les haga caso?
De los mandatos que da la Ley del Ministerio
de Cultura, de la responsabilidad jurídica del Vice-ministerio de Creatividad y
del marco organizacional de la Dirección General de Bellas Artes, entes que
intervienen en la viabilidad de las Escuelas de Bellas Artes, hablaremos
detenidamente en otra ocasión.
Esta cita internacional de
Semana Internacional de la Educación Artística pasará pero la lucha y los
reclamos no.
Mientras
tanto… seguiremos marchando.