miércoles, 15 de junio de 2022

¿Debe ir Juan Angomás al Tribunal Superior Electoral?

 


Por Luis Córdova

Preferimos titular en forma de pregunta y no como afirmación. La respuesta definitiva escapa de nuestras manos, incluso de nuestros deseos. La contestación es un arcano que se reserva espacio en lo que muchos llaman suerte, la misma que estas tierras del Cibao denominamos “chepa”, y que en tiempos postmodernos nombramos como “amarre”.

Pero si como ciudadano se nos consultase, si como apasionado de los temas electorales nos pidieran decidir, la respuesta sería rotundamente afirmativa.

Al Lic. Juan Angomás lo conozco desde hace décadas. Cuando recién fundaba su oficina de abogados, mostrando valentía para emprender un proyecto propio en el hostil ambiente del derecho en la ciudad de Santiago. Gallardía e independencia han sido sus credenciales para abrirse paso en la sociedad, con tesón y esfuerzo, a pulso y contracorriente, como es obligación de quienes rebasan los límites impuestos por el modelo social y económico imperante.

La independencia, que siempre incomoda cuando se reivindica como norma de vida, la ha mantenido en su vida pública y privada. A ella apeló al final de su exposición para definirse como un hombre “de coherencia entro lo que decimos y hacemos, pues tengo un compromiso con Dios, con mi país y mis hijos”.

Fue seguro y empoderado al Consejo Nacional de la Magistratura. La entrevista causó revuelo entre especialistas de temas políticos y electorales por lo atrevido de sus tesis.

No se trató de fríos planteamientos sobre procedimientos o plazos, de eso bien se encargan los manuales y sistemas informáticos; tampoco hizo la pedante gala de lauros personales o profesionales, o para la burda tirantez que muestran quienes toman tiempo para intentar soslayar los aportes de otros participantes.

Aprovechó su presencia para marcar distancia con humildad, pero también con profundidad, mostró sus conocimientos de la materia electoral, de un derecho vivo, evolutivo, que es el sostén de la vida democrática y que en un país altamente politizado, implica la estabilidad en muchos sentidos.

Fue una exposición clara y precisa de puntos que entiende son urgentes y necesarios abordar para mantener la estabilidad democrática y evolucionar a un sistema de partidos políticos blindado ante intereses espurios, extirpar los males de la distorsionada representación y que rescate los principios de oportunidad y equidad entre quienes compiten a lo interno de los partidos por una candidatura.

Como aspirante a juez propuso una serie de modificaciones a las leyes del sistema electoral, tales como los artículos referentes a la suspensión y anulación de elecciones, sobre lo que hay un vacío normativo, el transfuguismo, el orden en la boleta de los partidos, agrupaciones y movimientos y la distribución de la asignación de los recursos públicos a los partidos políticos.

Se inclina por la eliminación del voto preferencial, por convertir las circunscripciones en distritos electorales uninominales y porque el transfuguismo se castigue desde los partidos políticos.

 

El abogado santiaguero manifestó que lo del voto preferencial crea una cercanía con electores y el modelo actual de lista cerrada y desbloqueada hace que se recurra al clientelismo como una práctica que termina corrompiendo todo el sistema, provocandoincluso que gente con recursos no lícitos entran a juego y se impongan lo que algunos autores han denominada “dinerazgo”, haciendo de cargos de elección popular lavandería de manchadas reputaciones.

Desde la provocadora revisión del artículo 61 de la ley 33-18 sobre Partidos Agrupaciones y Movimientos Políticos, hasta la reservación de curul de la mujer, todas son merecedoras de detenerse y pensar el juego democrático dominicano.

La rectificación de las actas del estado civil, la implementación de automatización y virtualidad, así como el fortalecimiento de los principios de unicidad y previsibilidad.

Por estas razones entiendo que debe ir al Tribunal Superior Electoral (TSE).

Los jueces del TSE deben comprender que las sentencias no solo deciden un litigio sino que sus decisiones perfeccionan la democracia dominicana, que estamos construyendo, entre todos y todas, el futuro de una ciudadanía activa y responsable. Brincaríamos la barda que nos distancia de democracias más consolidadas, alejándonos de actores que les planten cara a los políticos y no entiendan de lo político.

Angomás ha tenido una reconocida trayectoria en litigación electoral. Defendiendo e impugnando procesos y en todos, o casi todos, la razón jurídica le ha valido ganancia de causa. Por eso y porque ha sabido quitarse en traje y la toga para armar proyectos de participación socio-electoral activa, es un conocedor en la práctica de lo que se debe corregir en la teoría.

La amplia repercusión de sus opiniones ha logrado que los ojos de la opinión pública se coloquen sobre su tesis y que otros reproduzcan sus ideas.

Sus ideas serán ponderadas de manera positiva para el debate nacional. Juan Angomásseha destacado por su dinámica presencia en la opinión pública. Considerado un profundo conocedor y asertivo intérprete de la realidad política como experimentado e independiente actor social. Su trayectoria como director de su oficina de abogados, junto a otros emprendimientos, le otorgan la experiencia administrativa y gerencial para garantizar la tan ansiada armonía en el Tribunal Superior Electoral (TSE).

Al final volvemos a preguntarnos, ¿debe ir Juan Angomás al Tribunal Superior Electoral? Si tiene la formación, si está dispuesto al sacrificio, si ha tenido una de las mejores entrevistas y si tiene una sólida formación en materia electoral mostrando independencia, la respuesta es que nos extrañaría, en grado supremo, que no fuese electo.


Publicado: https://elnuevodiario.com.do/debe-ir-juan-angomas-al-tribunal-superior-electoral/