Leyendo un ejemplar de un viejo Boletín Municipal que recoge el primer año (1986-1987) de la gestión que como alcalde de Santiago realizara el Lic. Frank Muñoz Gil, encontramos amén del dinamismo de lo que denominó “rescate” de espacios públicos y el apoyo manifiesto del empresariado de entonces, así como el liderazgo de los síndicos del Cibao, muchas otras iniciativas que proyectaban hacia una ciudad en búsqueda de su expresión artística.
Desde esa administración se auspició el aprovechamiento de un circuito de paredes para convertirlas en murales artísticos. Los muros recogieron el grito de una identidad en ese momento aun orgullosa del sentir santiaguero: una serie de propuestas visuales ejecutados por artistas de tradición recogieron el rostro de la ciudad.
Era la década de una franca ebullición cultural. Se aperturaba Casa de Arte, Inc., los grupos culturales de la PUCMM mantenían una agenda impresionante de actividades, las iniciativas de grupos literarios al amparo de las bibliotecas públicas generaban una constante de recitales y puestas en circulación de libros, opúsculos y performances, así como la enorme presencia y vigencia de los clubes barriales, por entonces deportivos y culturales.
Santiago fue cuna de la inventiva de un puñado de artistas que, apenas rebasando la adolescencia, creó ArteVivo, una expresión mutada en sentimiento y que un grupo de gestores, encabezado por Fernando Cabrera, llevó hasta festival cultural, el más importante del país, por lo multidisciplinario, la cantidad de creadores involucrados, pionero en el patrocinio privado y asumido por la ciudad.
Obviamente esto último no se compendia en el material bibliográfico al que nos referimos al inicio, ni siquiera es menester per sé de la administración del municipio, sin embargo, al la cultura es un eje transversal que lo permea todo a pesar de la poderosísima ignominia promovida por muchos el trabajo de los gestores y promotores de la cultura se impone.
Por esas fechas conocía el mundo un concepto renovador “ciudades creativas”. Improbable que aún los más versados y actualizados sobre temas culturales, económicos y urbanísticos lo manejasen a la instantaneidad. Vendría luego, aun está por venir, a estas tierras a las que como dijo el poeta Manuel del Cabral “hasta la tarde llega tarde”.
El concepto de "Ciudad Creativa" fue desarrollado por Charles Landry en la década de 1980. Desde entonces sería el paradigma de la planificación urbana para iniciativas que redefinen los objetivos de ciudades con tradición en el desarrollo de agendas culturales.
Lo de “creativo” apela tanto a lo artístico como a la capacidad de los ciudadanos de producir iniciativas innovadoras que hagan más productivo su entorno. Santiago ha mantenido tradición en estos aspectos pese a que no tener la atención suficiente en la agenda cultural de quienes han “pensado” la ciudad y en gran parte de quienes la han dirigido, privilegiando algún apoyo para aquellas expresiones que conllevan algún “espectáculo”.
Para encajar en ese concepto de “ciudad creativa”, Santiago no parte de cero. Para establecer una ruta hacia convertirla en opción de personas que buscan espacios propiciadores y amigables para la creación.
Existe una tradición que ha ido en paralelo a la agenda impuesta. Si bien la marginalidad se entiende como consustancial a la sensibilidad del artista, también ha llegado el momento de sincerar prioridades: ahora la cultura justifica proyectos, es rentable, de repente necesaria.
Pero de ese pasado hay fuerzas cansadas, paradójicamente, cuando le ha llegado el momento de articularlas. La generación de entornos innovadores y creativos, que sin estar configurados como tales generaba ambientes propicios, ha ido muriendo y es necesario su urgente rescate. Promover creatividad desde la productividad ayudaría a que las empresas generen la concentración de ventajas e innovaciones para las economías de escala.

¿Será que entre los planteamientos económicos de Thomas Friedman y Richard Florida se impondrá nuestro humanista Pedro Henríquez Ureña al señalar que “solo la cultura salva los pueblos”? Estoy seguro que sí.